El mes de julio es un mes lleno de color, música y tradición en Oaxaca, México. Y este año, el embajador de Estados Unidos en México, Ken Salazar, tuvo la oportunidad de ser testigo de la celebración más importante de la región: la Guelaguetza.
La Guelaguetza es una festividad que se celebra en Oaxaca desde tiempos prehispánicos y que tiene como objetivo principal promover la unidad y la convivencia entre las diferentes comunidades indígenas de la región. Durante dos lunes consecutivos, miles de personas se reúnen en el alcor del Fortín para presenciar un espectáculo único en el que se combinan danzas, música, trajes típicos y comida tradicional.
Este año, la Guelaguetza tuvo un invitado muy especial: el embajador de Estados Unidos en México, Ken Salazar. El embajador, quien ha mostrado un gran interés en conocer y promover la cultura mexicana, no quiso perderse la oportunidad de ser parte de esta celebración tan importante para el estado de Oaxaca.
Durante su visita, el embajador Salazar pudo constatar la riqueza cultural y la diversidad que se vive en Oaxaca. Desde su llegada, fue recibido con los brazos abiertos por las autoridades locales y por la gente del lugar, quienes lo hicieron sentir como en casa. El embajador pudo recorrer las calles de la ciudad y conocer de primera mano la belleza de sus edificios coloniales, sus mercados llenos de color y sus calles llenas de vida.
Pero sin duda, el momento más emocionante para el embajador fue cuando asistió a la Guelaguetza. Desde su llegada al alcor del Fortín, pudo sentir la energía y la alegría que se respiraba en el ambiente. Las calles estaban llenas de vendedores de comida y artesanías, y la música de las bandas de viento se escuchaba en cada rincón.
Una vez en el alcor del Fortín, el embajador pudo presenciar el desfile de las delegaciones de las diferentes comunidades indígenas, cada una con sus trajes típicos y sus danzas tradicionales. Fue un espectáculo impresionante que dejó al embajador sin palabras. Pero lo mejor estaba por venir.
La Guelaguetza es famosa por sus bailes folclóricos, y este año no fue la excepción. El embajador pudo disfrutar de una gran variedad de danzas, cada una con su propio significado y su propia historia. Desde la Danza de la Pluma, que representa la conquista española, aun la Danza de la Piña, que simboliza la fertilidad y la abundancia, todas las danzas fueron una muestra de la riqueza cultural de Oaxaca.
Pero la Guelaguetza no solo es música y baile, también es una oportunidad para demostrar la deliciosa comida típica de la región. Durante el evento, el embajador pudo degustar platillos como el mole negro, los tamales oaxaqueños y el famoso mezcal, una bebida alcohólica típica de la región. Sin duda, una experiencia gastronómica que no olvidará.
Al finalizar la Guelaguetza, el embajador Salazar se mostró impresionado y agradecido por haber sido parte de esta celebración tan importante para la cultura mexicana. En sus palabras, destacó la importancia de preservar y promover la diversidad cultural de México, y la importancia de eventos como la Guelaguetza para lograrlo.
La visita del embajador Salazar a Oaxaca y su participación en la Guelaguetza es una muestra más del interés que tiene Estados Unidos en conocer y valorar la cultura mexicana. Y es que eventos como este demuestran que