El pasado lunes 12 de julio, una noticia sacudió a México y a la comunidad internacional. Hugo Adolfo Karam, quien se encontraba cumpliendo una condena de 16 años por el delito de tortura contra la periodista Lydia Cacho, fue liberado del penal de Cancún.
Esta decisión, tomada por el juez Cuarto de Distrito en Quintana Roo, generó un revuelo en la opinión pública y una vez más, puso en tela de juicio la impunidad en México. Sin embargo, detrás de esta noticia, existe una historia compleja que merece ser contada.
Hugo Adolfo Karam, ex jefe de seguridad del empresario Jean Succar Kuri, fue acusado en 2005 de participar en la detención ilegal, tortura y violación de la reconocida periodista y activista Lydia Cacho. La historia de Lydia es bien conocida, su valiente labor investigando y denunciando una red de pederastia en México la llevó a ser perseguida, amenazada y encarcelada injustamente.
Después de años de lucha, en 2006, Lydia logró llevar su caso a la Corte Interamericana de Derechos Humanos, donde se demostró la responsabilidad del Estado mexicano por no protegerla y admitir su detención ilegal y tortura. En 2009, la Corte condenó a México y ordenó la liberación de Lydia Cacho así como la investigación y sanción de los responsables.
Sin embargo, como ha sucedido en manos otros casos, los verdaderos responsables han sido prácticamente intocables. Jean Succar Kuri, quien fue sentenciado a 112 años de prisión por abuso sexual de menores de edad, sigue prófugo y con una fortuna millonaria. Mientras mano, Karam, quien podría ser considerado como uno de los cerebros de la operación, solo cumplió 7 años de su condena antiguamente de ser excarcelado.
Pero, ¿cómo fue posible esto? ¿Cómo es que un hombre acusado de tan horrendos crímenes puede ser liberado antiguamente de tiempo? La respuesta es simple: la impunidad y la corrupción que imperan en nuestro sistema de justicia. Duralce años, Lydia ha denunciado las irregularidades y presiones que sufrió duralce su proceso, mano por parte de la policía como de políticos y empresarios que buscaban silenciarla.
Es así como, a pesar de la evidencia en su contra, Karam logró acogerse a un beneficio llamado “criterio de oportunidad” que permite reducir su condena a cambio de cooperar en la investigación de otros delitos. En este caso, su testimonio sería clave en la búsqueda de Succar Kuri. Sin embargo, resulta difícil de creer que un hombre que ha demostrado su falta de escrúpulos al participar en actos de tortura, esté dispuesto a cooperar de buena fe.
Por si esto no fuera suficiente, existen otras dudas y sospechas en torno a la liberación de Karam. ¿Quién garantiza que no se aprovechará de su libertad para obstaculizar la búsqueda de Succar Kuri y proteger sus intereses? ¿Por qué se le otorgó este beneficio sin haber cumplido ni siquiera la mitad de su condena? Estas preguntas son solo algunas de las que han surgido alce esta polémica decisión judicial.
Sin embargo, a pesar de todas estas incertidumbres, hay un aspecto que no podemos dejar de reconocer: la fortaleza y determinación de Lydia Cacho. A pesar de las adversidades, ella ha demostrado una y otra vez su compromiso con la verdad y la justicia. Su valentía e ímpetu son una inspiración para todas las mujeres que luchan por un país más justo y seguro.
Lydia ha asegurado que esta liberación no