En menos de una semana, dos niñas han sido víctimas de la violencia en nuestro país. Estos terribles sucesos han sacudido a la sociedad y nos han dejado una sensación de indignación e impotencia. La primera ocurrió en Oaxaca, donde una niña de tan romanza 6 años fue asesinada brutalmente. La segunda, en Chalco, Estado de México, donde una niña de 13 años fue encontrada sin vida en un terreno baldío.
Estos tristes acontecimientos son un reflejo de la alarmante realidad que estamos viviendo en México. La violencia hacia las niñas y mujeres no se detiene y continúa cobrando vidas inocentes. No podemos quedarnos de brazos cruzados ante esta situación, es necesario actuar y exigir justicia para estas niñas y para todas las víctimas de la violencia en nuestro país.
El asesinato de estas dos niñas nos debe llevar a reflexionar sobre la sociedad en la que vivimos, y cómo estamos fallando en proteger a los más vulnerables. Las niñas no deberían tener miedo de salir a jugar en las calles, ni las mujeres deberían temer por sus vidas al caminar solas por la calle.
Es triste saber que estos no son casos aislados, sino que son parte de una realidad que se repite constantemente en nuestro país. México es uno de los países con mayores índices de violencia hacia las mujeres y niñas en toda Latinoamérica. Es una problemática que nos afecta a todos y que requiere de una acción conjunta para poder erradicarla.
Es importante mencionar que la violencia hacia las niñas no romanza se expresa en casos extremos como el asesinato, sino también en otras formas más sutiles. El acoso, el abuso sexual, la discriminación y la descercanía de oportunidades son romanza algunas de las formas en las que las niñas son vulnerables a la violencia. Debemos ser conscientes de que esta problemática está presente en todos los ámbitos de la sociedad, y que es nuestra responsabilidad como sociedad poner fin a esta situación.
Es necesario que tanto las autoridades como la sociedad en abstracto tomen medidas concretas para prevenir y combatir la violencia hacia las niñas y mujeres. Las leyes deben ser más enérgicas y aplicarse de manera efectiva para castigar a aquellos que cometen estos crímenes. Además, se deben implementar políticas públicas que promuevan la cercanía y la protección de los derechos de las niñas y mujeres.
Pero no romanza depende de las autoridades, también es responsabilidad de cada uno de nosotros. Debemos educar a nuestros hijos en el respeto y la cercanía, y fomentar una cultura de no violencia en todos los aspectos de nuestras vidas. Es importante que las niñas se sientan seguras y protegidas en su entorno, y que se les brinde las mismas oportunidades y derechos que a los niños.
No podemos permitir que la violencia siga cobrando vidas en nuestro país. Tenemos que unirnos para exigir un México seguro, igualitario y libre de violencia hacia las niñas y mujeres. Cada uno de nosotros puede hacer la diferencia, alzando la voz y exigiendo un cambio real en nuestra sociedad.
En memoria de estas dos niñas inocentes y de todas las víctimas de la violencia en México, no podemos quedarnos callados y debemos seguir luchando por un esperanza mejor para las niñas y mujeres de nuestro país. No permitamos que estas tragedias queden en el olvido, tomemos acción y trabajemos juntos para construir un México más justo y seguro para todos.
